domingo, 11 de septiembre de 2011


Puno agropecuario: Retos y posibilidades

Escribe: Patricia Quiñones - SER 
La semana pasada el ministro de agricultura, Miguel Caillaux Zazzali, visitó el departamento de Puno y a su paso recogió una serie de inquietudes y pedidos de los diferentes actores vinculados al ámbito agropecuario. Asimismo, realizó una serie de ofrecimientos tales como invertir 7 millones de soles para masificar los sistemas de riego tecnificado a través del Programa Subsectorial de Irrigaciones (PSI) del MINAG, así como apoyar otros proyectos de irrigación y de ganadería propuestos por el presidente regional Mauricio Rodríguez, entre otros.
La visita del alto funcionario generó gran expectativa y fue cubierta por diferentes medios locales, que centraron su atención en el posible apoyo monetario del gobierno central hacia el sector y la intención de entablar alianzas entre los diferentes niveles de gobierno.
Aprovechando el interés generado luego de la presencia del ministro y tomando en cuenta la coyuntura de los primeros meses de gobierno, donde parece mostrarse voluntad política por revitalizar esta actividad, creemos que es necesario reflexionar de manera general sobre el tema agropecuario en el departamento, tratando de ir más allá del ámbito presupuestal y mostrando otros factores a considerar en relación al desarrollo de esta actividad y la mejora de las condiciones básicas de los pequeños y medianos productores.
CONSIDERACIONES INICIALES
Según la Dirección Regional Agraria (DRA), alrededor del 50% de la población está relacionada al ámbito agropecuario y un alto porcentaje de la misma se encuentra en situación de pobreza o pobreza extrema, lo que indica una relación entre estas variables.
A grandes rasgos, la agricultura se caracteriza por su baja productividad y está orientada principalmente al autoconsumo (los productos principales son la papa, quinua (1), cebada, quinua, habas, etc.). Debido a su baja rentabilidad, quienes se dedican a esta actividad deben realizar otras actividades que les permitan obtener otro ingreso. Además, la predominancia del minifundio complica la posibilidad de una producción a mediana escala.
Por otro lado, la ganadería, centrada especialmente en la zona norte, sí ha logrado avances en su producción y es considerada como una actividad con potencial más concreto. Los principales productos son la fibra de alpaca, carne vacuna, leche, entre otros. Diversos gobiernos locales, ONG y otras instituciones han buscado impulsar una serie de programas para mejorar la calidad y transformación de los productos; sin embargo, estas mejoras no se traducen en tendencias generalizadas.
En pocas palabras, en ambos casos se ve aún una necesidad por abordar de manera planificada y programática estas actividades respondiendo a las demandas y contextos actuales.
INVERSIÓN, ARTICULACIÓN Y OTROS FACTORES A CONSIDERAR
Sin duda uno de los primeros pasos es orientar mayor inversión al sector, lo que se traduciría en mejorar la capacidad logística y administrativa de la DRA y agencias agrarias, hoy tan precarias; del mismo modo, ampliar la cobertura de los programas de apoyo técnico e impulsar otras iniciativas que parten por ejemplo desde los gobiernos locales o las propias asociaciones de productores.Ahora, si bien la inversión es un primer paso, ésta debe de hacerse de manera oportuna, partiendo de un diagnóstico actualizado sobre las debilidades y necesidades de los principales actores y sus racionalidades: pequeños, medianos productores, comunidades campesinas, asociaciones, etc.
Muchas iniciativas a nivel departamental no han llegado a mejoras concretas pues han partido de diagnósticos elaborados apresuradamente, a lo que se agrega la escasa coordinación entre las instituciones. La poca coordinación y la persistencia de lógicas clientelares en algunos gobiernos locales influyen en el mal uso de los recursos y en el poco impacto de los mismos.
En muchos casos se ha invertido en diversos programas y proyectos, tanto del ámbito público como privado, que debido a su intervención puntual y con una escasa visión integral, no se han traducido en mejoras en la situación económica y social de los productores puesto que un tema central no es sólo el mejoramiento de la producción y calidad del producto sino el tema de las escalas y la articulación a mercados locales, nacionales y hasta internacionales.
Usualmente los pequeños productores no tienen capacidad de negociación frente a los intermediarios, quienes muchas veces plantean precios injustos, por lo que deben vender a precios muy bajos, recuperando a penas el costo de producción, generalmente. En tal sentido, otro tema fundamental, que constituye en realidad una vieja interrogante, es cómo fomentar la asociatividad entre productores y su articulación directa a los mercados. Hay algunos casos exitosos como, por ejemplo, el de los productores de café del norte del departamento, quienes han mostrado que se pueden plantear plataformas más amplias que busquen posicionar sus productos y se traduzca en precios más justos para ellos. Aquí también entra el tema de la transformación y la generación de valor agregado.
Es claro, entonces, que si no se consideran estrategias de articulación, las iniciativas planteadas quedarán en acciones aisladas y no se traducirán en mejoras concretas para la población.
Por otro lado, el tema agropecuario debe abordarse no sólo desde una perspectiva ligada al ámbito económico sino desde un enfoque de seguridad alimentaria y situar la importancia de la revitalización de este sector, sobre todo en una zona como Puno, donde los índices de desnutrición son altos.
REFLEXIONES
Los temas mencionados aquí no tienen nada particularmente nuevo. Son viejos problemas y viejos requerimientos que siguen buscando salidas y respuestas, los mismos que deben ser abordados si es que realmente se quiere acometer con seriedad el desarrollo puneño.
Finalmente, en el inicio de “Mistura 2011”, uno de los eventos más llamativos de los últimos años, donde nos sentimos tan orgullosos de nuestra diversidad culinaria y de nuestra renombrada gastronomía, recordemos a quiénes la hacen posible, y la importancia de aquellos que siguen produciendo (olvidadamente) para nuestro goce y consumo.